Estaciones

Sobre el negro azabache de la bandeja de pizarra un puñado de dados de queso curado, regados con un fino hilo de aceite de oliva, y tres uvas moradas de un aspecto carnoso, y a su lado, una copa de cristal fino y transparente sin ningún tipo de talla ni dibujo, tras el cual se apreciaba el [...]

Aromas de almizcle

Su pezón derecho aún estaba sensible por los pellizcos a los que lo habían sometido, sensibilidad que iba en aumento a medida que notaba como se endurecía. Desvió su mirada hacia el espejo, en el reflejo pudo ver aquel círculo de un rosa tenue que destacaba sobre su pecho desnudo de piel blanca.

Quisiera hacerle una propuesta

"Quisiera hacerle una propuesta, quizás ya haya recibido alguna similar, y no le interese, pero le agradecería que me prestase unos minutos de su tiempo."

Luna de agosto

Decidí dejarme llevar, para qué engañarme, me gustaba aquello, en el fondo lo esperaba, desde que recibí su llamada invitándome a la fiesta, tras casi tres meses sin vernos, y a pesar de lo formal de la invitación, el tono de su voz recalcó de una forma especial cuando se despidió con “Ya conoces la casa, así que no te perderás”.

El VI Mandamiento

Un relato erótico entre el frío y el calor. Cuando abría los ojos, veía mi rostro reflejado en el cristal del vagón y me sostenía la mirada a mí misma. En el reflejo de mi rostro pude ver mi excitación en mis propios ojos, mis gestos más incontrolables, aquellos que no puedes controlar y que delatan tu placer.  

Salirse del camino

Ver lo invisible empezó a excitarme, las cosas que no se ven pueden ser eternas como aquella escena de curvas femeninas de luz y penumbra sobre la superficie de una roca. Una brisa de aire movió las flores, sobre las que se proyectaba la sombra de su mano apretando la de sus pechos. Un relato erótico para leer a oscuras.

La trilogía de la bragas de Alba

Alba es una mujer audaz y decidida, osada e inteligente. Os dejo la recopilación de los tres primeros relatos del personaje, una trilogía que tiene como eje una de sus prendas más íntimas.

Hoy es el día perfecto para volver a ponérmelas

Para intentar bajarme la calentura opte centrar mi atención en la calle, tras los cristales del coche se apreciaban siluetas enfundadas en bufandas y abrigos caminando con pasos acelerados sobre las acera mojada, no se veía ningún paraguas abierto. por lo que debía haber dejado de llover. Poco me duro la tranquilidad, la vibración del móvil me avisaba de la entrada de un nuevo mensaje, esta vez, solo de texto.

“Espero que se te baje ese bulto antes de que bajemos, y que se te vuelva a subir cuando nos perdamos.”