No hay que precipitarse cuando se está demasiado excitado

El instinto me lleva a metérmela en la boca. Además, ¿Sabe una cosa?, no se la voy a dar a probar, fíese de mí. Llévela y no se arrepentirá... El dulce sabor del erotismo en un relato con mucho paladar.

Te dije que te haría algo que mi madre jamás te haría

A medida que Julia avanzaba en su historia, en mi mente se confundían las imágenes de lo que era real y no lo era, su voz me trasportaba a aquella habitación de Colegio Mayor universitario, a la vez que  sentía como su mano o su boca se turnaban en darme placer.

Julia

A Julia le gustaban los domingos especialmente sus mañanas, algo poco frecuente entre las chicas de su edad, más dadas a dormir después salir toda la noche. No es que no le gustase salir, al fin y al cabo tenía 27 años.

Masquerade

Estas situaciones eran las que nos hacían perder la cabeza a Alba y a mí, no éramos de ese tipo de amantes de jueves en un motel de 8 a 10, jugábamos al límite, eso era lo que nos unía y nos ponía.

Creo que no me he equivocado

Había llegado ese momento en que dos personas notan que se están tocando, el contacto se prolonga hasta que se hace permanente, y los dos esperan a ver quién es el primero en separarse, gesto que delatará que ha prolongado el roce más allá de lo casual.

Con las bragas por el suelo

Segunda parte de mi historia con Alba. Un conjunto de lencería despierta en nosotros un morbo irrefrenable. La lujuria y el deseo nos controlan o mejor dicho nos descontrolan.