El VI Mandamiento

Un relato erótico entre el frío y el calor. Cuando abría los ojos, veía mi rostro reflejado en el cristal del vagón y me sostenía la mirada a mí misma. En el reflejo de mi rostro pude ver mi excitación en mis propios ojos, mis gestos más incontrolables, aquellos que no puedes controlar y que delatan tu placer.