Creo que no me he equivocado

Había llegado ese momento en que dos personas notan que se están tocando, el contacto se prolonga hasta que se hace permanente, y los dos esperan a ver quién es el primero en separarse, gesto que delatará que ha prolongado el roce más allá de lo casual.

Con las bragas en el bolsillo

Aquí termina la trilogía de las bragas de Alba, una tarde de lujuria con una mujer casada que descubre los placeres del adulterio.

Con las bragas por el suelo

Segunda parte de mi historia con Alba. Un conjunto de lencería despierta en nosotros un morbo irrefrenable. La lujuria y el deseo nos controlan o mejor dicho nos descontrolan.